Diseño y ejecución integrales en Canadá, Estados Unidos y México

 

 

En Canadá y Estados Unidos, el término “diseño integral” representa a veces un concepto de colaboración interdisciplinaria impreciso, que puede ya sea limitarse a la etapa de diseño, o bien significar un proceso de colaboración muy intencionado que abarca desde la construcción hasta la operación del inmueble. Es esta segunda acepción la que se adopta en la presente guía: la de prácticas integrales de gestión, diseño y construcción que se inspiran en ciertos sistemas modernos de gestión y producción ampliamente utilizados para estructurar un proceso de manera más intencionada.

Uno de estos sistemas, la construcción sin pérdidas (lean construction), se deriva de los principios de la producción ajustada, modelo en el que la empresa Toyota fue pionera y que hace hincapié en el valor para el cliente, en un flujo de procesos muy controlado y en la perfección. Al día de hoy, la construcción sin pérdidas —como modelo de gestión— ha derivado en la formulación de técnicas de marca registrada para maximizar el valor y la eficiencia, y minimizar el desperdicio en los procesos de edificación, lo cual se ha facilitado gracias a organizaciones como el Lean Construction Institute (con sede en Estados Unidos pero con presencia internacional), que realiza talleres, organiza conferencias y se encarga de elaborar programas de capacitación dirigidos a profesionales del sector. En los apartados siguientes se profundiza en torno a las prácticas de la construcción sin pérdidas y sus principios.

Otro elemento determinante en la consolidación y definición de las prácticas integrales en materia de construcción ha sido el programa Liderazgo en Diseño Energético y Ambiental (Leadership in Energy and Environmental Design, LEED), con su norma de edificación sustentable. La norma LEED ha devenido herramienta de uso internacional para la construcción respetuosa del medio ambiente, y reconoce a los equipos que han colaborado con el propósito de identificar oportunidades de ahorro de energía y agua desde la fase inicial del diseño de un proyecto.

Asimismo, tanto en Estados Unidos como en Canadá la adopción de contratos multilaterales de servicios especializados ha permitido formalizar las iniciativas integradoras, aun si el uso de tales contratos es todavía poco común y se limita por lo general a proyectos muy grandes y complejos, sobre todo en el sector del cuidado de la salud.

Sin embargo, estas fuentes de orientación se suelen utilizar sólo en unos cuantos ámbitos, con poca interrelación entre ellos. Entrevistas con profesionales en Canadá y Estados Unidos revelaron que la terminología y las prácticas difieren enormemente entre una disciplina y otra, lo que crea confusión y da pie a que algunas compañías usen términos como “diseño integral” con fines de mercadotecnia sin cambiar las prácticas actuales. Esto permite constatar que existe una gran oportunidad de influir en las prácticas predominantes en ambos países simplemente sentando las bases para un consenso acerca de lo que implica una verdadera integración.

Por cuanto a México, si bien los profesionales mexicanos entrevistados en general expresaron un concepto mucho más uniforme de las prácticas integrales que sus colegas del norte, lo cierto es que su enfoque resultó más limitado: consistente sobre todo en la participación del equipo del contratista en el proceso de diseño. Las prácticas de construcción sin pérdidas no se citaron como base para la implementación, y la mayoría de los profesionales manifestaron la necesidad de más orientación respecto al proceso.

Las investigaciones sugieren que la introducción de estrategias integrales en México es apenas reciente, en gran medida a raíz de una mayor exposición a la norma LEED. Un número reducido de profesionales practican ya procesos profundamente integradores, pero —al saber de los autores al momento de preparar este informe— ningún proyecto en México ha incorporado todavía un contrato multilateral. Estos resultados sugieren que un recurso que describa los pasos específicos hacia niveles más elevados de integración y que agrupe las herramientas ya existentes podría ser de gran beneficio para los profesionales de la construcción mexicanos.