Antes de adentrarse en la fase de prediseño, los proyectos integrales comienzan con una reunión de arranque para identificar los valores del proyecto. Esta reunión puede durar varias horas o varios días, dependiendo del tamaño y la complejidad del proyecto, pero es preciso que los integrantes del equipo reflexionen en torno a los valores que sustentan el proyecto, logren un consenso al respecto y acuerden apegarse a ellos. Esto representa un primer paso para sentar bases comunes en las que el proyecto descansará y crear las relaciones de trabajo sólidas que serán necesarias (véase la gráfica 2). A partir de este entendimiento, el equipo puede empezar a colaborar, negociar un contrato y comunicar el proyecto de manera eficaz.
 
 
Los resultados de una reunión de arranque bien llevada suponen lo siguiente:
La armonización de valores y el consenso en torno a ellos se facilitarán si los participantes cuentan con la confianza plena de sus organizaciones y pueden hablar en nombre de éstas. Si un individuo se compromete con un conjunto de valores, pero los altos directivos descartan el compromiso como mera buena voluntad, entonces las tensiones pueden empezar a crecer cuando se le pida al integrante del equipo que actúe de acuerdo con esos valores.
“Si bien la energía es importante, cada vez me interesa más la posibilidad de considerar que la salud y el bienestar del todo (la gente y el lugar) constituyen el propósito fundamental, asumiendo que los demás objetivos devienen indicadores para evaluar su logro.” Jennifer Cutbill, pasante de arquitectura, DIALOG
 
Estudio de caso: Planta de tratamiento de aguas residuales Lion’s Gate