El sistema de energía eléctrica
A diferencia de Canadá, en 2005 la infraestructura eléctrica en México estaba sujeta a la jurisdicción federal, controlada por dos empresas paraestatales: la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC).
Ambas empresas realizaban actividades similares —generación, transmisión y distribución de electricidad—, pero la segunda daba servicio a la región central del país, incluidos el Distrito Federal, el Estado de México y algunos municipios de Morelos, Tlaxcala y Puebla, mientras que la primera atendía al resto del territorio mexicano.
Ya desde 1992 se había autorizado la inversión privada en el sector de generación de electricidad; sin embargo, el primer productor independiente de energía (PIE) empezó a operar apenas en junio de 2000 [11]. Estos productores independientes debían vender su producción a la CFE o bien exportarla, toda vez que no se les autorizó vender electricidad directamente a los consumidores finales.
Así, en conjunto, la CFE, LyFC y los PIE integraban el sistema público de la electricidad, mientras que el sector privado sólo abarcaba el autoabasto y la generación en pequeña escala (≤30 MW) [12]. En el sitio web de la CCA,
En 2005, la infraestructura pública para la generación de energía eléctrica constaba de 173 centrales (CFE, LyFC y PIE), con una capacidad instalada total de 46,534 MW, dividida de la siguiente manera: 27.8% correspondía a centrales a base de combustóleo o gas; 28.5%, a sistemas de ciclo combinado; 22.6%, a hidroeléctricas; 5.6%, a carboeléctricas; 4.5%, a centrales duales; 2.9%, a tecnología nuclear; 2.1% a centrales geotérmicas; 6%, a turbinas de combustión y combustión interna (véase el capítulo 3 para una descripción de las tecnologías de generación eléctrica que usan combustibles fósiles), y un porcentaje muy menor a energía eólica (viento).
De acuerdo con datos oficiales de la Secretaría de Energía (Sener) [13, 14], casi 18% de la capacidad instalada del sector público era propiedad de productores independientes, lo que equivale a 13.2% más que en 2002.
La mayor parte de este incremento se debe a la construcción de nueve centrales por parte de los PIE. El total de la capacidad instalada nacional, que incluye a los sectores público y privado, ascendió en 2005 a 53,858 MW, de los cuales 69.5 y 1.6 por ciento eran propiedad de la CFE y LyFC, respectivamente, en tanto que 15.3% correspondía a los PIE. En el sector privado, el autoabasto, la cogeneración y las exportaciones representaron 7.3, 2.8 y 2.5 por ciento, respectivamente.
En este informe sólo se toma en consideración al sector público porque los datos de la mayoría de las centrales privadas no suelen notificarse con detalle ante las autoridades.
En 2005, la generación bruta de energía eléctrica fue de 248,079 GWh [14], de los cuales 69.2% correspondió a la CFE y LyFC, conjuntamente; 19.1%, a los PIE; 5.8%, al autoabasto; 2.9%, a la cogeneración; 2.5%, a la exportación, y 0.6%, a otros. En términos netos, la generación de energía eléctrica del sector público se ubicó en 208,379 GWh [14].
Ahora bien, ya para ese año los concesionarios privados de autoabasto y cogeneración habían aumentado su participación en la producción general y eran propietarios de un porcentaje importante de la capacidad instalada dentro del sistema eléctrico nacional.
En 2005, la generación de energía eléctrica en México aún dependía de los combustibles fósiles, que contribuían con aproximadamente 72.4% de la producción total (de ese porcentaje, alrededor de 43.2% se generaba por medio de la quema de gas natural; 32.7%, de la quema de combustóleo, y el resto, de la quema de carbón y otros combustible [sobre todo diésel]).